Introducción: ¿Qué es ChatGPT?

En los últimos años una de las tecnologías con más crecimiento han sido las
inteligencias artificiales, entre las cuales una de las más destacadas es ChatGPT,
desarrollada por la empresa Open AI.
A estas alturas el trabajo con IA ya está a la orden del día, en la universidad es un recurso útil para algunos e indispensable para otros, pero realmente hemos pensado alguna vez ¿Cuánto contaminamos con cada consulta? ChatGPT como cualquier tecnología supuso un gran gasto energético para su desarrollo,
avance y mantenimiento, el cual tiene un grandísimo impacto a nivel de gastos de recursos.
Impacto Ambiental
¿Cómo funciona ChatGPT a nivel técnico?
ChatGPT no es lo que se puede decir una tecnología sostenible, pero antes de centrarnos en qué supone para el medio ambiente, es necesario entender qué es esta revolucionaria inteligencia artificial. Chat Generative Pre-Trained Transformer, que es lo que significan las siglas de esta inteligencia artificial generativa, es un programa desarrollado por la organización OpenAI. ChatGPT no es más que uno de los múltiples desarrollos en los que lleva trabajando la organización.
Originalmente, no era más que un chatbot que se desarrolló para mejorar la atención al cliente que se presta en los canales de las empresas y administraciones públicas. La idea es que fuera mucho más rápido y preciso que los chatbots tradicionales, pero que resultó que tiene mucho más potencial que únicamente administrar un chat empresarial.
Actualmente, ChatGPT se ha convertido en un efectivo modelo de lenguaje que puede interactuar con cualquier humano de forma natural y mantener una conversación
lógica y fluida con cualquier persona. Para generar el texto con el que responde a su interlocutor y, gracias a su aprendizaje automático, esta tecnología utiliza procesamiento de lenguaje natural junto con una amplia base de datos de textos, sitios web y artículos para imitar el estilo humano y responder a las preguntas.

Energía y recursos necesarios para entrenar y ejecutar ChatGPT
Para que esta tecnología pueda funcionar necesita alimentarse de una gran cantidad de datos. Sin ellos, esta inteligencia artificial ni siquiera existiría. Y para tratar toda esa
ingente cantidad de información entran en escena los centros de datos o data centers que son los mayores responsables de la emisión de gases de efecto invernadero y los que consumen una mayor cantidad de energía.
Para manejar y analizar esos datos se necesita utilizar mucha energía. Es decir, aparte de datos, para que ChatGPT pueda trabajar, necesita consumir enormes cantidades de electricidad. Algunos estudios calculan que sólo en procesar los datos, las empresas que utilizan la inteligencia artificial contaminan tanto como toda la industria de la aviación junta. El problema es que cada vez va a haber más empresas y usuarios que empleen ChatGPT y otras soluciones de IA y, por tanto, su uso incrementará el consumo energético.
Ya hay varias estimaciones sobre los consumos del uso actual de ChatGPT y éstas señalan que esa aplicación de inteligencia artificial generativa emite 8,4 toneladas de dióxido de carbono al año, es decir, más del doble de lo que emite un individuo, que son 4 toneladas al año.

El estudio es responsabilidad de la Universidad de Cornell. Para desarrollar ChatGPT-3, señalan, se consumieron 700.000 litros de agua dulce limpia, que es lo mismo que se precisa para producir 320 Tesla Modelo 3
Pero ChatGPT también consume agua cada vez que mantiene una conversación con un usuario, concretamente una botella de medio litro de agua. Si tenemos en cuenta
ese consumo por los 100 millones de usuarios que le realizó una pregunta a ChatGPT sólo el pasado mes de enero estamos hablando de cifras realmente grandes.
Posibles soluciones

Para poder seguir progresando como sociedad debemos asegurarnos de que
nuestros recursos se optimizan de la mejor manera posible, y como vimos en los puntos anteriores una de sus principales desventajas es el gasto de recursos a la hora de hacer consultas comparado a la gastada por Google, por tanto aunque ChatGPT nos de la información ya recopilada muchas veces tienes la misma información a un click más usando tu buscador.
Otro de los grandes dilemas sobre la sostenibilidad de ChatGPT es de donde provienen sus energías, en un desglose estimado y típico del consumo de energía en centros de datos modernos que usan una combinación de fuentes de energía. Podemos apreciar que un porcentaje altamente contaminante es el uso de carbón y gas natural, ante esto ,y conociendo las grandes exigencias energéticas, apostamos por la energía nuclear, la cual es la más potente y no contamina.

Conclusión
En conclusión, aunque la inteligencia artificial y en particular ChatGPT han logrado avances significativos en el ámbito tecnológico y en la optimización de tareas, su uso conlleva un importante impacto ambiental debido a su alto consumo de energía y recursos. Desde los grandes volúmenes de electricidad necesarios para procesar datos hasta el consumo de agua asociado a su funcionamiento, esta tecnología plantea un desafío considerable para la sostenibilidad.
El creciente uso de IA implica un aumento en las emisiones de carbono y la demanda energética, que hoy depende en gran medida de fuentes no renovables como el carbón y el gas natural. Para mitigar este impacto, es esencial optimizar el uso de ChatGPT y explorar fuentes de energía más limpias, como la energía nuclear, que aunque controversial, puede reducir considerablemente las emisiones de CO2 en comparación con los combustibles fósiles. Es necesario que adoptemos prácticas más sostenibles a la hora de desarrollar y ejecutar la IA si queremos aprovechar sus beneficios sin que nos acabe consumiendo.